Green attitude

Debo hablar de la Tierra, el planeta donde vivimos, una hermosa bola azul y blanca que nos acoge. El tercer planeta desde el Sol, el mayor de los planetas interiores, el único donde se sepa que existe vida y que posee agua líquida en su superficie.
Me asomo al balcón del Universo y observo impávida el devenir de un planeta alocado y sin rumbo. Descubro que la física miente, la estadística miente, la ciencia y los saberes mienten, realmente no evolucionamos… nos estamos destruyendo: La humanidad ya no parece humana. Asisto desalentada al espectáculo del nihilismo aberrante, de la sinrazón y la falta de sentimientos. ¿Y que veo? un ser aséptico y esterilizado contra la vida misma caminando despreocupado por las calles de ciudades grises. Veo que ya no hay ideales más allá del propio ombligo. Al parecer murió la sensatez mientras acudía al entierro del sentido común. Pereció lo que de hombre le quedaba al hombre. El único credencial superviviente del fracaso es el del impulso ennegrecido por billetes igualmente ennegrecidos por la sangre oscura y densa de las entrañas de la tierra perforada. Lástima que sea tan superviviente del fracaso como inevitable colaboradora. Y desde el balcón privilegiado, empiezo a comprender que los antiguos y los no tanto, olvidaron que la Tierra no sólo gira alrededor del Sol y sobre sí misma, también lo hace sobre su propia historia, repitiendo errores, compareciendo ante los mismos fracasos, acudiendo a escenarios grises con desenlace conocido, reabriendo heridas mal cicatrizadas. Y el corazón se encoje ante la injusticia terrenal; no reconocemos lo que el planeta nos regala y desgraciadamente es algo de lo que empezamos a darnos cuenta cuando comenzamos a echarlo en falta. Tenemos todo un universo, pero solo un planeta Tierra, donde nos hemos visto unos a otros, donde han crecido nuestros héroes, donde hemos amado, donde han salido a relucir nuestros mejores y ciertamente peores rasgos.

A pedido de mi gran amiga, gracias por existir :)