Palabras a media noche. Sentimientos a medias

Es tu cuerpo, tu voz, tu forma distante de tratarme a veces y la dulzura que emana de tus ojos cuando de noche me miras... es el calor de tus manos cuando rosa mi cuerpo o la brutalidad con la que tus dedos se enredan en mi cabello, no me podría decidir por alguna de estas cosas, tan solo sé que aún caigo.

Caigo sabiendo que en la oscuridad de la noche se han perdido muchas personas al igual que nosotros, al igual que aquellas promesas, que aquellas palabras que tan solo he logrado encontrar en mis subjetivos recuerdos.

Tu no sabes que cada cierto tiempo extraño estar contigo, disfrutar de una noche a tu lado para luego pasar las siguientes semanas con la idea de que debo jugármelas por ti, cada vez que duermo a tu lado, equivale a siete días consecutivos durmiendo con tu presencia, tu voz y tus palabras que me llaman en sueños, que me plantean un millon de preguntas y que me llevan a una misma respuesta: sé que me buscas porque nuestros cuerpos se aman, pero de esa certeza viene unida otra más terrible aún: un día de estos saldrás de tu caparazón y quizas entre las calles de este gran Santiago encontrarás, otra mujer como yo, o incluso mejor, que te haga aflorar todo aquello que yo descubrí trás ese velo de inmadurez, un día de estos, llegará una nueva mujer, una nueva amante, con la que redescubrirás, todo lo que juntos aprendimos.

Y eso es de lo que temo, temo que a alguien se le olvide, que tu vas y vienes por mí, que tu me llamas y que a mi te has entregado en cuerpo como a nadie (aunque no sea en alma), que a mi me has susurrado las cosas que de día jamás dirías, que yo te he llevado al cielo y al infierno con tan solo tocar tus labios, me duele pensar, que es hora de que tú emprendas tu viaje y vayas de flor en flor.